Donde la mirada deja de ser un instante, donde los lagos son cristalinos, donde los sueños dejan descifrarse y a suma de las partes es la suma de las partes, por que cuando te vi, estabas así, sentada frente al mar, emocionada, llorando y tus lagrimas dados y cristales desafiaban las tempestades donde los sinfines se buscaron, en el mar donde la gloria tenia color de piel, de tu piel, te vi, mientras caminabas buscando entre caracoles uno que te cumpla los tres deseos, uno que emigre contigo a la ciudad a cobijarse del invierno, a ilusionarse con el verano,. A mirar para arriba el esfuerzo arquitectónico de otra época, menos nefasta y también, por que no, menos audaz, y te vi mientras mezclabas carabelas y naufragios, mientras leías tras el mostrador de cervezas vacías la ultima maravilla de Borges, mientras huías de la literatura, mientras te mezclabas con los placeres de la carne que son literatura en su mas sabia expresión, mientras te unías a un beso drogado y perdido, mientras olías los olores de los éxitos a sabiendas que el fracaso era inevitable y te vi, mientras te mimabas y te escapabas mientras te escabullías y los sueños soñados y cumplidos eran ahora pesadillas. Que el auto, que el perro, que la casa y los diez pinos, que los cigarral los después de hacer el amor, que el buen vino, que la vida y a vivirla.
Pero te vi, justo cuando salio mal, y te vi como siempre a destiempo, y te encontré cuando todos te buscaban y no escape por que ya me había olvidado de mi y mis pesadillas, de mis trastornos y mis penas de mi literatura y mis placeres de la carne y la gloria desatada y el laberinto y el hilo, y el corte y tu cuerpo de repente sin darnos cuenta en una cama, que no era mi cama que no era la tuya, a estas alturas ya ni camas teníamos, de repente que te vi, que te ame, que te mezcle conmigo que te hice una que te deje de soñar, que te pinte y te despinte y te sume a un endecasílabo y te vi., anoche dormir, muriendo como todos los que viven, te vi durmiendo en la que si ahora es nuestra cama y te vi, mezclados ya los sueños, los tuyos y los míos, y no te deje ir, y no trate de convencerte y no me rendí tampoco y de repente otra ves sentir que verte, me alcanza, me mantiene, me exige.
Donde la mirada deja de ser un instante, aquí que ahora es cualquier parte hacemos el amor algunas tardes, jugamos con nuestra hija otras tantas, dejamos caer el sol y se hace tarde, ya lo dijo rodolfito, en un café se vieron por casualidad
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Que he de temer?. No le doy a mi vida mas valor que el de un alfiler. EN cuanto a mi alma, ¿que podra hacerle? si es inmortal.
J.L.BORGES
J.L.BORGES
1 comentario:
Este está regroso.
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