martes, 23 de octubre de 2007


Afuera tiembla la ciudad con su metodo nefasto, arden las campanas de la catedral, suenan los telefonos de una oficina. Del otro lado una señora llora la muerte de su bebe, dos abuelos lloran la muerte de su nieto, tres tias lloran la muerte de su sobrino. En la oficina no hay reloj, no hay tiempo, solo dos estadisticas, un numero y varios telefonos. Nadie sabe de bebes, ni de muertes propias ni ajenas en la oficina nadie muere, ni se enferma ni se cansa, ni pierde, en la oficina pierden los otros, por que en la oficina todos ganan.

Viven, en un paraiso social, viven. Se desgastan y el tiempo no pàsa para nadie esperan las vacaciones los que se perdieron el ultimo fin de semana largo y esperan, que venga el tren que la corriente se lleve lo que se quiera llevar, que los colectivos mejoren , que los trenes salgan a horarios, que la inflacion no se note. En la oficina todo es mentira y por lo tanto todo esa verdad. Incluso el calor de primavera.

Encontre dos compañeras de trabajo tocandose en el baño y fue maravilloso verlas...

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Que he de temer?. No le doy a mi vida mas valor que el de un alfiler. EN cuanto a mi alma, ¿que podra hacerle? si es inmortal.
J.L.BORGES